Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
704 El arte dominicano en el siglo XX las imágenes que pinta es representativo de una obra que trabaja el erotismo con referencias orgánicas. Tovar y la mayoría de los artistas que asisten a la Escuela Nacional de Bellas Artes durante esos años aprenden y comparten con Gilberto Hernández Ortega, quien fue director de la Academia por 12 años (1960-1972) y con Jaime Colson, quien había creado el taller de mural al fresco para la misma institución en 1960. Dentro de los artistas de la década de 1960 que permanecen en la República Dominicana se destaca Elsa Núñez (1943), quien escoge como tema motivo de su pintura a la mujer pintando imágenes dramáticas dentro de un expresionismo tenebrista para luego incursionar en un lirismo decorativo. Elsa Núñez aborda la abstracción en los ochenta, mezclando cuerpo y paisaje como símbolos del entorno isleño, demostrando así su manejo de la forma y el color. Cándido Bidó hace una obra costumbrista donde los campesinos domi- nicanos aparecen con rostros clásicos. Alumno de Colson y de Hernández Ortega, sus dibujos de madres realizados en azul y blanco le ganaron fama durante las década de 1960 y la primera parte de los años de 1970. Luego trabajó el color en paisajes y escenas campesinas donde no falta el hombre o la mujer humilde. Sus figuras hieráticas y los huecos negros que propone como ojos conectan su versión de lo dominicano con la escultórica clásica. Estas características y el uso de los colores primarios definen su pintura, que le ha obtenido fama y popularidad. Leopoldo Pérez (Lepe), egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes realiza su obra dentro de un expresionismo figurativo. Fue profesor de la ENBA y de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Una factura meticulosa y tecnicista le hace parecer frío en algunos cuadros. Su manejo del color y del dibujo le permite realizar una obra depurada que partiendo de los tradicionales temas nacionales ha ido caminando a un misticismo trascendente, con Cristos e imágenes ideales. El color, una honda preocupación por el hombre y una actitud abierta al experi- mento le ayudan a usar mecanismos ópticos donde sucesivas líneas de color forman un enmarque de secuencias que aportan profundidad o relieve. En Santiago, Danilo de los Santos crea su Marola: negra, gorda, paisana. Pintor, dibujante, escultor, crítico e historiador de arte, a este artista se debe el rescate de gran parte de nuestra memoria cultural. Fundador y miembro pro- minente del grupo Friordano, ha sido profesor en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y editor del la revista Eme Eme , de la misma Universidad. En 1972 fue una de las cabezas del movimiento Nueva Imagen, 26 que propuso cambios radicales en la hechura de la obra de arte nacional, a
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