Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
Historia general del pueblo dominicano 703 atacan en un ambiente político cargado donde se exigía al artista ser ilustrador. Cada uno defiende su punto de vista y se logran obras excelentes sustentadas por conceptos diferentes. José Ramírez Conde, Asdrúbal Domínguez y Ramón Oviedo son llamados los pintores de la revolución; sus murales, muchos de ellos incluyendo frases y slogans , hechos con pintura corriente sobre paredes y cartones, siguen el acontecer de los bombardeos y ametrallamientos, de la resistencia y de hechos de heroísmo, que comparten con la ciudadanía que se quedó a luchar en la ciudad intramuros durante la Revolución de Abril. Ramón Oviedo, pintor, muralista y dibujante autodidacta, se inició en el mundo de la gráfica y emerge como pintor a principios de la década del sesenta. Sus personajes dramáticos denuncian la injusticia social y la realidad desgarrada de esos años, convirtiéndolo en una figura clave de la pintura de la época. Su obra ha trabajado el drama existencial en formatos enormes donde el rojo de fondo actúa como escenario de una neofiguración donde el hombre universal es el motivo. Su trabajo posterior retoma el geometrismo y los temas taínos que iniciara Paul Giudicelli en los cincuenta, valiéndose de tonos grises y grafías casi imperceptibles. Ramón Oviedo es el artista que em- palma la pintura dominicana con los lenguajes latinoamericanos del siglo xx . Su trabajo se ha exhibido con éxito en espacios internacionales de prestigio. Se le considera como uno de los principales maestros de la pintura dominicana. Dos pintores de importancia se van a Europa donde permanecen por largos años: Iván Tovar y José Rincón Mora. José Rincón Mora egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes y se gra- duó de arquitecto en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en 1962. Al año siguiente se fue a vivir a Munich. Su trabajo artístico ha abarcado múltiples disciplinas: pintura, dibujo, grabado y vitral... Sus manifestaciones artísticas han adoptado el expresionismo como lenguaje y tienen como base el miedo existencial y el misticismo religioso. Oro, cruces y gruesos trazos negros; gesto, movimiento y color, caracterizan sus obras. Ha realizado vi- trales para iglesias en Alemania y República Dominicana, entre ellos, los de la Catedral de Santo Domingo, Primada de América. En el 2002 regresó a Santo Domingo, y desde entonces distribuyó su tiempo entre su país natal y Alemania. Iván Tovar estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en 1962 se fue a París donde permaneció veinte años. Allí conoció importantes artistas caribeños como el escultor cubano Agustín Cárdenas (1927-2001), y logró ser reconocido como uno de los más importantes neosurrealistas de hoy. Igualmente, la obra de inicios de Tovar presenta nexos con la pintura de Hernández Ortega, quien fue su profesor y amigo. El carácter escultórico de
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