Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI

Historia general del pueblo dominicano 689 otro lado, su tratamiento de la luz tropical juega un papel preponderante en la introducción de los modos impresionistas y postimpresionistas en la pintura dominicana. 6 En la década de 1930, el puertoplateño Jaime Colson, quien había com- partido en París con Pablo Picasso y Georges Braque, ya había trabajado las vanguardias europeas de principios de siglo xx , para desembocar en un neoclasicismo que adoptaría como lenguaje definitivo. Colson vivió además en Barcelona, Madrid, La Habana y México; en estas dos últimas ciudades impartió clases y entre sus discípulos se encontró el pintor cubano-chileno Mario Carreño. Regresó a su país de manera definitiva en 1950 y su presencia aportó cambios fundamentales a la producción moderna que ya se estaba efectuando. 7 También en la década de 1930 emerge Darío Suro, otro pintor dominicano precursor del modernismo. En su ciudad natal, La Vega, Suro recibió clases de dibujo y pintura con su tío, Enrique García Godoy. Los primeros cuadros pintados por Suro siguen de cerca la academia impresionista. En 1946 viaja a México donde permanece dos años y allí estudia con Diego Rivera, Agustín Lazo y Guerrero Galván. Con Lazo aprendió las tendencias de la escuela de París, el realismo monumentalista mexicano, el énfasis racial y ese surrea- lismo presente en la mayoría de la producción de los cuarenta. Conoció a Frida Kahlo y se nutrió del ambiente de esa gran civilización amerindia. Más tarde, de sus estadías en Madrid y Nueva York surgieron, respectivamente, sus etapas de informalismo y de expresionismo abstracto. Diplomático desde muy joven, también vivió en Washington. Suro incursionó en historia y crítica de arte. Su libro Arte dominicano 8 es una de las referencias bibliográficas nece- sarias para el conocimiento del proceso artístico dominicano correspondiente a la primera mitad del siglo xx . Celeste Woss y Gil, hija de Alejandro Woss y Gil (1856-1932), quien fue presidente de la República en dos ocasiones (1885 y 1903), vivió en Francia, Cuba y Estados Unidos durante el exilio político de su padre. En Santiago de Cuba ingresó a la Academia de Pintura, tomando clases con el profesor José Joaquín Tejeda (1867–1934), quien había estado en España y era consi- derado como excelente paisajista. En Nueva York (1922-1924) estudió en el Art Students League con los profesores Dumond y Lucks donde aprendió un realismo racionalista que influyó en su obra. A su regreso en 1924, abrió su primer Estudio-Escuela y lo hizo construir con luz cenital y cristales de esme- ril. Para inaugurarlo presentó una exposición de sus pinturas y dibujos. Esta fue la primera exposición individual realizada por una mujer en la historia del arte dominicano.

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