Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
686 El arte dominicano en el siglo XX nueve años (l896-1905), y allí se especializó en la difícil técnica de la acuarela. Sus obras, pequeños retratos sobre papel donde el dominio de la luz y de los rasgos sicológicos es determinante, traslucen una especie de academicismo romántico preimpresionista. Luis Desangles surgió del Taller de León Cordero (¿?-1874). Luego abrió su propia academia en la que se iniciaron Abelardo Rodríguez Urdaneta y Leopoldo Navarro. En 1904 se fue a vivir a Santiago de Cuba. Trabajó el retra- to y la pintura histórica y costumbrista. Sus principales obras se conservan en Santo Domingo y en Santiago de Cuba. Pintor, fotógrafo, escultor, maestro, la obra de Abelardo Rodríguez Urdaneta fue la más significativa a fines del siglo xix y principios del xx . De temperamento romántico y hechura clásica, Abelardo llena las tres prime- ras décadas del siglo xx con su fuerte personalidad creativa. Con ayuda del Gobierno abrió una Academia de dibujo, pintura y escultura en 1908 que ope- ró hasta 1933. Fue, además, dibujante y músico. Se le considera el precursor de la fotografía artística dominicana. Fue un opositor a la primera interven- ción norteamericana (1916-1924), durante la cual su academia fue cerrada, la ayuda gubernamental retirada y el artista sometido a prisión. Hacia 1893, Adriana Billini (1863-1946) es la primera figura femenina que se destaca en el arte dominicano. Hija del también pintor Epifanio Billini, la mayor parte de su vida residió en La Habana, Cuba, donde fue profesora en la Escuela de Bellas Artes; también dirigió una academia privada donde utilizaba un método creado por ella para enseñar dibujo. Su obra nunca dejó de estar vinculada a Santo Domingo y siempre exhibía sus cuadros en las más importantes exposiciones dominicanas, como la Exposición Nacional de 1907, donde obtuvo el primer premio de pintura por encima de Abelardo Rodríguez Urdaneta con su óleo de corte romántico «Retrato de una niña», también conocido como «Retrato de una infanta». A fines del siglo xix sobresalen Arturo Grullón (1869-1942), Abelardo Piñeyro (1862-1958) y el puertorriqueño Ramón Frade (1875-1954). También se menciona a Pedro M. Escoboza (de quien no hay información biográfica) como un excelente grabador y dibujante. 1 En los cuadros de ese período, rostros blanqueados e iluminación inver- nal que no correspondían a la isla ni a sus habitantes reflejaban el apego a los patrones europeos. Estos patrones de valoración serán cuestionados y cam- biados por los artistas que emergen en las décadas de 1920 y 1930. La entrada del siglo xx se caracteriza por una inestabilidad sociopolítica donde las insurrecciones y los alzamientos eran parte del día a día. En conse- cuencia el clima de inseguridad posponía los planes de desarrollo e inversión.
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