Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
68 Del Consejo de Estado al Triunvirato clase dominante que sus reformas no estaban en contra de sus intereses sino dirigidas a organizar la sociedad en el marco de la ley. Bosch se presentó en la Presidencia de la República vacilante frente a su posición con relación al Gobierno de los Estados Unidos y la Alianza para el Progreso. Su ambivalencia formaba parte del nacionalismo y la autonomía que perseguía. Nunca asumió una posición de apertura total a la Alianza. Siempre la valoraba con recelo, la asumía como «una ayuda, una excelente ayuda que debíamos recibir con dignidad y con el criterio de que debía ser temporal…». 32 Posiciones de esta índole generaban desconfianza entre los círculos de poder de los Estados Unidos en plena Guerra Fría. Lo anterior se conecta con la posición de Bosch frente al comunismo. Negó en diferentes discursos y declaraciones simpatizar con esta ideología. Sin embargo, contrario a otros gobiernos, permitía que las organizaciones de izquierda desarrollaran sus actividades. Desde luego, formalmente su gobierno no impulsó alianzas con la izquierda. De forma similar Bosch fue paulatinamente distanciándose de su organización política, a lo que se le suma la desarticulación institucional de esta, perdiendo toda capacidad de movilización. Quedó en el gobierno sin un contrapeso que amortiguara la embestida de la oposición. Donde era posible cultivar las alianzas, Bosch ge- neraba el enfrentamiento. Tal es el caso de la universidad estatal, la cual por definición constituía una comunidad de aliados para el Gobierno y se con- virtió en un foco de oposición. Los grupos estudiantiles estaban controlados por la izquierda y de forma reiterada acusaban a Bosch de ser un agente del imperialismo. Frente a las Fuerzas Armadas el presidente mantuvo una posición poco definida, a pesar de las señales que emitieron los cuerpos armados, cuestio- nando la libertad de los partidos de izquierda y exigiéndole al presidente aplicar medidas de carácter represivo. No realizó cambios que indicaran con claridad su determinación de transformar los cuerpos castrenses. Se limitó a convivir con las adversidades generadas por los militares y a no castrar el germen del golpe de Estado que deambulaba por los cuarteles dominicanos. A pesar de los enfrentamientos que tuvo Bosch con la Iglesia Católica en el transcurso de la campaña electoral, no asumió una postura represiva y mucho menos movilizó las masas perredeístas en contra de las acciones oposicionistas de esa institución religiosa. Bosch gobernó anclado en la legalidad del poder que estaba detentando. Dejó de un lado los poderes facticos de la sociedad dominicana. La Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, puntas de lanza de la oligarquía, no esta- ban seguras de que Bosch les permitiera sobrevivir. Temían que las reformas
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