Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
Historia general del pueblo dominicano 497 30 Carlos Despradel argumenta que el resurgimiento de la economía dominicana no se debió solo a las medidas adoptadas por el gobierno de Balaguer, «[…] pues ya en 1985 el país había introducido grandes reformas económicas que el propio Balaguer había interrumpido. También, jugó un importante papel, el hecho de que el aumento de los precios internacionales del petróleo solo duró unos pocos meses, mientras se mantuvo el conflicto bélico en el Medio Oriente. Pero lo más importante fue que superada esa crisis de principios de los 90, la economía mundial entró en un largo período de prosperidad […]», Despradel, 40 años , p. 176. 31 Víctor Grimaldi, «La evolución del PLD», La Nación Dominicana.Com, http://lana- ciondominicana.com/ver_opinion.php?id_opinion=9 , recuperado el 28 de marzo de 2011. 32 Rosario Espinal, «Economic Restructuring», pp. 281-282, 286-287. 33 Ibíd., p. 288. 34 Ernesto Sagás, «Las elecciones de 1994 y 1996 en la República Dominicana: coyuntu- ra política y crisis poselectoral en el ocaso de los caudillos», Revista Mexicana del Caribe , Año VI, No. 11 (2001), p. 170. 35 Frank Moya Pons, «La lucha por la democracia, 1961-2004», Historia de la República Dominicana , p. 632. 36 Rosario Espinal, «El proceso democrático en República Dominicana: avances, retroce- sos y riesgos», en R. Salazar Pérez et al. (coords.), Democracias en riesgo en América Latina, México, 2003, p. 629. 37 Moya Pons, Historia , pp. 633-634. 38 Emelio Betances, La Iglesia Católica y la política del poder en América Latina: el caso domini- cano en perspectiva comparada , Santo Domingo, 2009, pp. 272-273. Un poco antes Betances también informó lo siguiente: «Los observadores internacionales y la IFES reconocieron que habían existido irregularidades en la elección. Stephen Solarz, legislador por Nueva York, quien estaba al frente de la delegación del Nacional Democratic Institute (Instituto Nacional Demócrata) relató al diario The New York Times que miles de dominicanos ha- bían sido “deliberadamente excluidos” del proceso electoral (French 1994, A5). El PRSC orquestó un movimiento nacionalista que proclamó que los observadores extranjeros y la Embajada de los Estados Unidos estaban detrás de aquellos que acusaban a la JCE de organizar elecciones fraudulentas. El cardenal López Rodríguez se unió a los que rechazaban la intervención extranjera en los asuntos dominicanos, comprometiendo la posición de imparcialidad de la CED (Conferencia del Episcopado Dominicano)», p. 272. 39 Ibíd. 40 Moya Pons, Historia , p. 634. 41 Rubén Silié, «República Dominicana. Nuevos bloques y pactos», Nueva Sociedad , No. 147 (enero-febrero de 1997), pp. 12-17. El autor afirma lo siguiente: «Las negociaciones alrededor del Pacto evidenciaron la tendencia aliancista entre el PLD y el PRSC. Como aquel hasta ese momento contaba con mayoría parlamentaria (resultado de las elecciones de 1990, que Balaguer arrebató a Bosch), al momento de aprobar los puntos del Pacto por la Democracia, los congresistas de los nuevos aliados aprobaron un período de dos años, en lugar de 18 meses como se había acordado al momento de firmar», p. 13; el historiador Frank Moya Pons hace una afirmación parecida. Rosario Espinal, en su ensayo ya cita- do, atribuye a Peña Gómez el haber declarado que «la última versión del documento la
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