Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI

Historia general del pueblo dominicano 489 hacerlo democráticamente; si Peynado ganaba la presidencia, entonces el po- der de Balaguer dentro del Ejecutivo y dentro de su propio partido se vería mucho más claramente desplazado. Como consecuencia de esto, hubo poco acceso a los recursos del Estado para apoyar la candidatura de Peynado en la primera vuelta. De hecho, fue más evidente el apoyo de los medios de comu- nicación estatales y de los alineados con el Estado y otros apoyos estatales a la candidatura de Fernández en la segunda vuelta […]». 44 Lo anterior plantea una problemática cuyo estudio escapa a este capítu- lo, como es la de hurgar en la psicología profunda de un político que, como Balaguer, participa, aunque de manera oblicua y accidentada, en escenarios fundamentales del juego democrático, como la política partidaria y la conduc- ción del gobierno representativo emanado de la voluntad popular expresada en elecciones abiertas, transparentes y competitivas. Aceptando el hecho de que muchos de estos atributos del juego democrático no parecían tener para él un valor indiscutible, sino meramente instrumental y pragmático, aun así sorprende ver cómo, en un país en el cual, quiérase o no, se ha impuesto el ideal de la democracia, un líder de la importancia de Balaguer no parece hacer inversión ninguna en el fortalecimiento y persistencia de su partido como organización que lo trascienda como individuo y se proyecte como una entidad con historia propia. Por el contrario, se comportó como si el partido fuera solo un instrumento providencial cuya única utilidad era garantizarle a él, como líder y como persona, el poder. El caso es que Balaguer en un escenario en el cual él no podía competir, apostó por otro líder y otro partido, con el aparente propósito de evitar a toda costa la victoria de un opositor, en este caso, el líder y candidato del PRD y el Acuerdo de Santo Domingo, José Francisco Peña Gómez. Con esa apuesta pretendía una porción significativa del poder que consideraba que ni el candidato de su partido, Peynado, ni el candidato opositor le garantizaban. Se debe tener en cuenta que para Balaguer, la conservación de una importante cuota de poder era un capital útil no solo para influir desde fuera, sino para posibilitar su vuelta al gobierno. Esto explica que aun cuando se había firmado un acuerdo, el llamado Pacto por la Democracia, que le impedía competir como candidato y que lo obligaba a abandonar el poder en dos años, hubiera un temor, en el caso de los contrarios, y una esperanza, en el caso de sus seguidores, de que Balaguer intentara retener el poder más allá de los dos años previstos, o buscar alguna forma de ser candidato en 1996. 45 Pero los temores se convirtieron en realidad debido a dos factores fun- damentales: 1) la presión del Gobierno norteamericano en el interés de que

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