Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI

Historia general del pueblo dominicano 483 o porque Peña Gómez estaba bajo un estado de negación de las mismas, a lo más que él y su partido llegaron fue a pedir la firma de un pacto entre los candidatos de todos los partidos en la contienda, que los forzara a no atri- buirse la victoria antes de que la Junta Central Electoral (JCE), institución fre- cuentemente señalada como manipulada y responsable del presunto fraude, determinara oficialmente quién había resultado como ganador. Peña Gómez demostró tener una confianza en la JCE que no se justifi- caba si se atendía a las denuncias que daban cuenta de lo que el Gobierno y el PRSC estaban haciendo en el mismo centro de dicho organismo. Al igual que en las elecciones de 1990, se evidenciaba un control de la Junta Central Electoral por parte del PRSC. Según el historiador Moya Pons: «Mediante un meticuloso trabajo, los agentes gobiernistas recopilaron los números de identidad de la mayoría de los militantes registrados en el PRD y utilizaron estos datos para excluir a los votantes perredeístas de los padrones oficiales. La JCE había entregado a cada partido político una copia del padrón electoral que debía utilizarse en las elecciones. Días antes del sufragio, los reformistas produjeron un registro nacional de votantes actuando de la siguiente manera: primero, suplantaron los nombres y apellidos reales de los votantes del PRD con otros ficticios; después, reemplazaron los números reales de las cédulas con otros falsos y, por último, reubicaron a decenas de miles de votantes en mesas de votación distintas a las que les correspondían. Con el consentimien- to y la complicidad de los jueces de la JCE, reemplazaron el padrón electoral legítimo con el adulterado y lo distribuyeron en las mesas electorales los días previos a las elecciones. La embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo recibió información confiable sobre lo que se estaba tramando, y el 9 de mayo el embajador Robert Pastorino, instado por la directora de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), expresó públicamente su preocupación e íntima convicción de que se estaba preparando un gran fraude electoral. Estos comentarios fueron rechazados de inmediato por los políticos balague- ristas y por algunos de los adversarios de Peña Gómez, como Jacobo Majluta, ahora candidato presidencial de un grupo minoritario llamado Partido Revolucionario Independiente (PRI) que se había separado del PRD». 35 Como si se tratara de una escenificación política de la novela de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada , con todo y las denuncias sobre la preparación de un fraude electoral, la Junta prosiguió organizando las elecciones con el padrón alterado, ya que sus jueces eran cómplices del fraude. El 16 de mayo, cuando los dominicanos se dirigieron a las urnas, de- cenas de miles de votantes se encontraron con que sus nombres o centros de votación habían sido dislocados.

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