Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
474 Los diez años de gobierno del Dr. Joaquín Balaguer, 1986-1996 que no eran responsables directos de la misma, lo que se traducía, en la ma- yoría de los casos, en un apoyo pasivo, aunque los de izquierda por supuesto brindaron un apoyo activo. El Partido de la Liberación Dominicana aparecía más comprometido por el hecho de que la líder de la central sindical vinculada a este, Nélsida Marmolejos, compartió, junto con Virtudes Álvarez, dirigente de la Conferencia de Organizaciones Populares, la dirección y vocería del movimiento. A la altura del 27 de mayo esta contaba con 200 organizacio- nes comprometidas con el llamado a huelga nacional. Por primera vez en la historia, dos mujeres se presentaban como líderes de la segunda gran huelga nacional del siglo xx . Las principales demandas del movimiento huelguístico fueron: a) salario mínimo de 1,000 pesos (equivalente a 240 dólares); b) baja de los precios de los artículos de primera necesidad; c) reforma tributaria; y d) legalización del decimotercer mes de salario. El paro fue efectivo y en general tuvo un desarrollo pacífico, pese a que no faltaron enfrentamientos con las fuerzas policiales y militares en aquellos puntos o barrios donde la población decidió manifestarse en protesta; el saldo fue de cinco muertos como resultado de la represión. Aunque en esta opor- tunidad hubo más reuniones y aparentes signos de debilidad del presidente ante la situación, él jugó al factor espera y cansancio, con el fin dar tiempo a que las fisuras dentro del movimiento popular operaran un efecto de rever- sión de lo pedido, y obtener ganancia política, lo que en efecto ocurrió. A partir de ahí, la sociedad entró de lleno en el ciclo electoral, el movi- miento popular experimentó un repliegue y las energías sociales de cambio se reenfocaron a obtener en el proceso electoral lo que no se había ganado con la movilización. E l período 1990-1994: crisis electoral y social , impactos en el sistema de partidos y movilización social El año 1990 encontró a la sociedad dominicana entrampada en una crisis que abarcaba todas las dimensiones: económica, política y social. En secciones anteriores de este capítulo se ha hecho referencia a indicadores de inflación, devaluación de la moneda, carestía y desempleo; también se ha aludido a las intensas movilizaciones sociales contra las políticas que se identificaban como responsables de esta situación. Una manifestación de la precaria situación que atravesaba el país fue el flujo migratorio. También asomaba la posibilidad de
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