Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI

466 Los diez años de gobierno del Dr. Joaquín Balaguer, 1986-1996 articulación entre el Estado y sectores importantes de la sociedad civil. Por un lado, el Estado perdió protagonismo en cuanto a su capacidad de regular el proceso de acumulación, el cual pasó a ser predominantemente controlado por el capital internacional y algunos sectores del capital privado. También perdió legitimidad y apoyo de sectores importantes de la población, que se vieron seriamente afectados por las medidas económicas constrictivas». 14 Este cuadro de factores condicionó los procesos sociales y políticos que definieron el período. Por un lado, la pérdida de protagonismo del Estado como regulador de la acumulación, y dicho con mayor precisión en el caso dominicano, la desaparición de la condición de productor-propietario del Estado, que hasta ese entonces había sido un agente clave del mercado por su incidencia en las exportaciones de azúcar de caña por parte de los ingenios estatales, y por su control directo y propiedad de alrededor de 30 empresas industriales y comerciales heredadas del régimen de Trujillo. Por otro lado, el cambio que esto significó en las relaciones entre Estado y sociedad civil, fortalecida esta última en sus componentes empresariales (se parte de una definición amplia de sociedad civil), y cada vez más activa y pujante en sus componentes socio-populares, crecientemente de naturaleza espontánea e informal, dado el debilitamiento en sus componentes sindicales, que formal- mente habían representado la clase trabajadora. En términos de ciertos indi- cadores sociales claves el país dominicano de mediados de los ochenta era un país que divergía del país de los años setenta. Según el informe del Instituto de Estudios de Población y Desarrollo (IEPD), el porcentaje de familias por debajo del umbral de pobreza pasó de 23.3 % en 1976 a 27.4 %. 15 Esto conlleva la hipótesis razonable de que los sectores emergentes que compondrían los nuevos movimientos sociales de pobladores en el país te- nían sus raíces en los territorios calificados como marginal-urbanos. Según Faxas en «[…] el sector urbano, en 1984, el 56 % de los hogares se encontraba en situación de pobreza. En Santo Domingo 81 % de la población pertenece al sector “popular” o “marginal”, con salarios comprendidos entre 50 y 600 pesos por mes (o sea, entre 10 y 100 dólares). Aunque sus gastos familiares se destinen a la alimentación, el déficit alimentario de los más pobres sigue siendo importante, y el hambre, los problemas de salud y la desnutrición en- démicas caracterizan a esta población». 16 Esto último da consistencia al juicio de que, en el nuevo escenario de posi- bilidades de acuerdo y negociación que se abrió en la República Dominicana, a causa de los cambios señalados y de las reacciones adaptativas a los mismos por parte de las élites dirigentes, los sectores emergentes encontraron una ventana de oportunidad para convertirse, por primera vez, en verdaderos

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