Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI

Historia general del pueblo dominicano 463 En contraposición al mercado monetario libre que se había establecido con el programa de estabilización de Jorge Blanco, la nueva administración impuso un sistema de tasas de cambio múltiples con el fin de captar una ma- yor proporción de las divisas que producía el sector exportador. Así, cuando el dólar se cotizaba a RD$ 4.75 en el mercado libre de divisas, el Gobierno, a través de una disposición de la Junta Monetaria, obligaba a los exportadores a entregar sus divisas al Banco Central a 3.50 pesos por dólar. Con ello no solo desestimulaba la exportación, sino que creaba un incentivo clientelar en virtud del cual la entrega de divisas al sector industrial y al comercio impor- tador dependía de permisos dados por las autoridades, lo que se prestaba al intercambio de favores y de rentas público-privadas. En este período, habida cuenta de la crisis que sufrió la industria azuca- rera nacional en los ochenta, el Gobierno ya no contaba con lo que décadas atrás era un supuesto: los ingresos propios en divisas que aportaban los doce ingenios azucareros propiedad del Estado dominicano. Esta nueva configu- ración de factores era incompatible con un modelo de gobierno basado en el control de la movilidad de los capitales y en la indiferencia con respecto a los marcos de referencia y de poder que regulaban el nuevo orden global. En este contexto, las políticas monetarias que se pusieron en práctica cho- caron directamente con los intereses de los grupos económicos vinculados a la industria turística, el sector de industrias de zonas francas y, en general, los grupos exportadores tradicionales. Esto, a su vez, indujo a los exportadores a esconder sus divisas recurriendo a la subvaluación de sus exportaciones. En esos momentos hubo una corriente de opinión representada princi- palmente por profesionales, economistas y empresarios, que tanto privada como públicamente sugirieron a Balaguer reducir el medio circulante, sin éxito alguno. La situación siguió deteriorándose, y en diciembre de 1989 la moneda dominicana había perdido más valor: el dólar se cotizaba a RD$ 8.40, con el agravante de que el Gobierno seguía manteniendo una tasa oficial de RD$ 6.35 por dólar, sin que al parecer nada pudieran lograr los reclamos y protestas de los representantes de los sectores generadores de divisas. Como las reservas de dólares eran insuficientes, y las presiones de la deuda externa persistían, en mayo de 1989 el Gobierno suspendió el pago de la misma por su incapacidad de pagar US$ 23 millones a la banca extranjera. Esto se repitió en el mes de agosto con US$ 12 millones hasta que en septiembre de ese año el Banco Central se vio obligado a suspender totalmente el servi- cio de su deuda con los bancos comerciales, ascendente a US$ 800 millones. Esto colocó al país en una situación de insolvencia tal que las instituciones

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