Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI

Historia general del pueblo dominicano 459 de los ochenta, y las denuncias escandalosas de corrupción gubernamental, aireadas por la oposición política y parte de los sectores de la sociedad civil, le crearon al Dr. Joaquín Balaguer las condiciones para su definitiva rehabili- tación política. En efecto, el desprestigio de Joaquín Balaguer a la hora de ser desplazado electoralmente del poder en 1978 habría hecho pensar a la mayoría que sus días como dirigente exitoso habían llegado a su fin. Pero las circunstancias relativas a los problemas de orden económico y político que afectaron a las dos administraciones perredeístas, y especialmente a la del presidente Jorge Blanco, facilitaron la recomposición de su liderazgo, y le permitieron retornar a la Presidencia después de ocho años fuera del gobierno, y a pesar de sus evidentes limitaciones físicas. 2 Con ello volvió a confirmarse la genial intuición de Fernando Arturo de Meriño, contenida en el segundo párrafo de su discurso del 8 de diciembre de 1865, en la inauguración del nuevo gobierno de Buenaventura Báez, de que en el país se puede saltar, inesperadamente, de la desgracia a la presidencia de la República. 3 El modelo de producción económica del país había cambiado profun- damente en el lapso de una década, de economía agroexportadora con una industria sustitutiva de importaciones protegida, a una economía de servicios y cada vez más alejada, aunque no totalmente, de esquemas proteccionistas; habían también cambiado algunos elementos del modelo de dominación tra- dicional, como el rol del sector militar en la política, que empezó a ser más reducido, el mayor reconocimiento de los derechos políticos de la población, así como el protagonismo clave de corporaciones de la sociedad civil, como las asociaciones empresariales, las organizaciones no gubernamentales y comunitarias-territoriales. Frente a esos cambios, el Dr. Balaguer inició su nuevo gobierno con políticas que no parecían tenerlos en cuenta. Fue así como su estilo de gobernar, propio del patrón neopatrimonia- lista, perduró y se reforzó con medidas centralizadoras del poder que le permitieron embarcarse en un programa de construcción de obras públicas claramente rememorante de las amplias iniciativas que en ese orden habían caracterizado las administraciones de sus anteriores doce años de gobierno. 4 Estos proyectos de construcción se extendieron por todo el país, e incluían presas, como la de Jigüey-Aguacate, acueductos, como el de Valdesia-Santo Domingo, además de las consabidas calles, avenidas, puentes, proyectos ha- bitacionales, etcétera. A esto se deben agregar los esfuerzos que hizo para restablecer la producción agropecuaria y la reactivación de las campañas de entregas de títulos de propiedad de tierra con el fin de asegurar y reforzar el

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