Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
Historia general del pueblo dominicano 45 la dictadura. Esta organización y el movimiento obrero dominicano en sen- tido general a la fecha eran «orgánica, ideológica y políticamente débiles», lo que se verifica en las declaraciones de sus dirigentes, sintetizadas en los siguientes términos por Rafael Calderón: «Los sindicatos no pueden ejercer actividades políticas partidistas; como frente obrero son enemigos de toda clase de dictadura, sea esta de izquierda o de derecha y que sus simpatías y su puesto estarán decididamente al lado de la libertad y de la democracia representativa». 52 No se planteaba una confrontación de clase, sino más bien la convivencia armoniosa con los patrones, sobre la base de conquistar bene- ficios establecidos en la legislación laboral internacional. Lo trascendente del movimiento obrero en ese período germinal de su existencia fue la pérdida del miedo de los trabajadores para presionar y de- mandar mejores condiciones laborales. Contribuyó al auge organizativo y la obtención de conquistas significativas en el orden de los salarios. Producto de la presión, varias empresas distribuyeron beneficios entre sus trabajadores y se produjeron modificaciones sucesivas en el monto del salario. El surgimiento de Foupsa fue capitalizado por la UCN y el Gobierno de los Estados Unidos. Su penetración fue tal en la organización que terminaron dividiéndola, para crear una instancia más manejable, denominada prime- ro Bloque Foupsa Libre y, luego, Confederación Nacional de Trabajadores Libres (Conatral). A seguidas, desde inicios de 1962, otras corrientes políticas determinaron la formación de organizaciones sindicales que se correspondieran de igual manera con sus intereses. Los socialcristianos formaron la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC). Sectores perredeístas crearon la Confederación Sindical de Trabajadores Dominicanos (Cesitrado). Procedente de la izquierda surgió la Unión de Trabajadores Sindicalizados (La Unión). Justamente en esa etapa constitutiva el movimiento obrero «es dividido en cinco centrales sindicales, lo cual, como es natural, reducía su capacitad de lucha y sus posibilidades». 53 A pesar de la desarticulación de Foupsa, los primeros meses del período postrujillista estuvieron marcados por el auge que alcanzaron las organiza- ciones independientes de los trabajadores y profesionales, sumados a las movilizaciones de los estudiantes y de la ciudadanía en sentido general. Es lo que Ramonina Brea caracteriza, con mucha certeza, como una «eclosión de las masas urbanas en el escenario político», 54 después de la muerte de Trujillo. En consecuencia, el número de sindicatos aumentó de 13 en 1961 a 145 en el 1962. 55
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