Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI

Historia general del pueblo dominicano 415 en un objetivo en sí mismo; ya no se trataba de un programa de reactivación a corto plazo en la espera de que el sector privado reaccionara, sino que el objetivo cambió a crear la «infraestructura del desarrollo», independientemente de los costos que se pudiesen registrar en el corto plazo. Las preocupaciones por los desequilibrios macroeconómicos, que pudieron ser una limitante al programa de inversiones públicas al inicio del gobierno, fueron desapareciendo del dis- curso económico frente a la preeminencia del programa de construcciones y a la necesidad de finalizarlo. Aún más, si bien en algunos documentos oficiales se reconocía la relación entre el programa de construcciones y los desequilibrios macroeconómicos, el discurso oficial atribuía la inflación a la especulación y, en el mejor de los casos, fue asumida como el costo que se debía pagar por disfrutar de la in- fraestructura que se estaba creando. H acia la consolidación y expansión de una economía dual Al final de la década de los ochenta y principios de los noventa el mundo transitaba hacia una nueva sociedad globalizada. La República Dominicana, como parte de ese mundo, estaba experimentando la transición, pero en cir- cunstancias diferentes. Era una sociedad que se globalizaba, pero en forma incompleta y desigual. Había sectores que vivían instalados en el consumo y la modernidad del siglo xxi , mientras otros permanecían viviendo en condiciones económicas y culturales del siglo xix . Esta transición había encontrado al país con grandes debilidades: extensos déficits institucionales acumulados, insti- tuciones ineficientes, leyes que no se aplicaban sin consecuencia alguna, una población desprotegida, una estructura del Estado que respondía a prioridades del pasado, una forma de hacer política que cada día se vaciaba más de conte- nidos donde la improvisación era la norma, la ausencia de políticas de Estado, el clientelismo y el «papeletazo» eran prácticas comunes en muchas áreas del desempeño público. El déficit social era significativo. Los niveles de educación, salud, vivien- da y saneamiento registraban grandes brechas de calidad y cobertura, con el agravante de que el proceso de globalización establecía nuevos estándares y exigía nuevas calidades, lo cual ampliaba los ya acumulados. Las políticas de este período de «crecimiento desordenado» desembocaron en una gran crisis macroeconómica y de deuda externa a finales de la década.

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