Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI

358 Los gobiernos del Prd: 1978-1986 . Transición democrática, movilización popular y crisis económica acentuó su conservadurismo, al tiempo que sus sectores más conservadores adquirieron un liderazgo corporativo en el interior de sus organizaciones representativas, esencialmente en el CNHE. Esto produjo tensiones donde, por lo general, el empresariado obtuvo ventajas. Un elemento interesante en el gobierno de Guzmán fue el surgimiento de un polo empresarial regional en el Norte del país, que adquirió personalidad propia, con relación al grupo empresarial de Santo Domingo, que tradicionalmente tenía el predominio corporativo. Esto comenzó a producir no solo diferencias en el seno del em- presariado, sino a expresarlas en lógicas de relaciones autónomas con el poder central. En la primera administración perredeísta la fuerza del grupo empre- sarial de Santiago se hizo evidente en las políticas de desarrollo agropecuario. Todo esto condujo a una mayor autonomía, desarrollo y poder corporativo del empresariado respecto al Estado. A la larga, esa nueva capacidad y dife- renciación del empresariado culmina en un serio conflicto con el Gobierno en torno a la política económica. Como se sabe, las nuevas capacidades corpora- tivas del empresariado, unidas a su rechazo de las políticas de gobierno en el ámbito social y político, produjeron el agrietamiento de las relaciones con el Gobierno central en diversas materias claves para el futuro del país: política de gastos públicos y de inversiones, de incentivos fiscales, políticas de empleo público, aumentos salariales, precios, desarrollo agropecuario, etc. Finalmente, debemos reiterar que en el marco de las tensiones Congreso- Poder Ejecutivo, que fueron constantes en los dos gobiernos del PRD, la transición democrática impuso una nueva agenda política de desarrollo insti- tucional centrada en el campo electoral. Asimismo, se abrió una nueva agen- da de políticas sociales, fortaleciéndose la autonomía del Poder Legislativo respecto al Poder Ejecutivo, unido a una agenda de reducción del estamento militar. No es ocioso destacar que, pese a que las tensiones referidas agrie- taban el poder del partido de gobierno, las mismas fortalecieron el rol del Congreso en el desarrollo de la transición a la democracia. Sobre esas premi- sas surgió un esquema de competencia democrática entre los partidos, pese a las profundas limitaciones del proceso político-democrático en su conjunto. Lamentablemente esta primera fase de la transición, que puede definirse como popular-democrática llegó a su fin con la derrota de Jacobo Majluta frente a Balaguer en 1986. Con la vuelta al poder del caudillo conservador se inicia lo que definimos como la segunda fase conservadora de la transición democrática que autores como Hartlyn, desde la perspectiva del desarrollo de la institucionalidad democrática, han definido como regresiva, al punto de que esta fase conservadora de la transición se cierra con una crisis institucio- nal provocada por un abierto y grosero fraude electoral en 1994.

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