Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI

Historia general del pueblo dominicano 353 como el rechazo de la masa popular al partido que habían apoyado en la fase previa. Al igual que en 1978 las protestas y, sobre todo, sus consecuencias vio- lentas, dado el cúmulo de muertos, heridos y detenidos que produjeron, levantaron una importante cantidad de declaraciones de prensa de sectores de la sociedad civil, sobre todo de las organizaciones populares, de sectores sindicales, de la Iglesia y de algunos grupos empresariales. Esas «tomas de posiciones» eran muy distintas a las que se produjeron en 1978, en apoyo al triunfo del PRD. Quizás lo más relevante es que esas diferencias estaban expresando un cambio significativo en el nivel de apoyo de la sociedad al ejercicio de gobierno del PRD. Mientras en 1978, con sus diferencias relativas, el conjunto del empre- sariado reconoció el triunfo del PRD y defendió junto a la sociedad civil el respeto a la voluntad popular, en 1984 el empresariado, si bien rechazó los hechos de violencia, condenó abiertamente el proceder gubernamental en la represión incruenta que condujo a la detención de miles de personas y sobre todo a la muerte de más de un ciento de ellas y a por lo menos 500 heridos. Lo mismo puede decirse de la sociedad civil. Pero, mientras la sociedad civil era más crítica en su rechazo a la represión brutal del movimiento de protesta, los empresarios añadieron a su crítica la propia de la política económica que estaba aplicando el Gobierno, la cual condujo a las negociaciones con el FMI y creó las condiciones generales para las protestas. Quien más insistió en este punto de vista fue la izquierda, aunque en una argumentación más radical antigobiernista que el empresariado. Pero lo más relevante de todo ello no fue tanto la radicalización crítica de la izquierda y sobre todo del PLD de Juan Bosch, sino el cambio de estrategia de Balaguer en esa coyuntura. Las elecciones de 1986: el inicio de la fase conservadora de la transición democrática En 1986, año crucial para el PRD, pues se celebrarían elecciones generales, la organización continuaba envuelta en medio de sus luchas de tendencias. Ya en ese momento era evidente la erosión que la revuelta de abril de 1984 había producido en la aceptación popular de la organización. A esto se añade que en el plano económico el país atravesaba no solo las consecuencias de los acuerdos con el FMI que restringían el gasto, frenaban la política de expan- sión del empleo público y, en general, produjeron una disciplina neoliberal en el conjunto de la economía con los correlativos costos sociales en el nivel

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