Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
352 Los gobiernos del Prd: 1978-1986 . Transición democrática, movilización popular y crisis económica de izquierda en su conjunto, los que lograron beneficiarse de la revuelta de 1984 desde el punto de vista electoral, pese a que los CLP, su producto organizativo más interesante, tenían un claro ascendiente de izquierda en su composición dirigencial y de base. 71 Lo que esto revela, a nuestro criterio, son varios aspectos: a) la izquierda, pese a tener un mayor vínculo con los barrios que protagonizaron las protestas, no tenía una estructura organiza- tiva de alcance nacional; por ende, no podía aspirar a un mayor beneficio político de la protesta que su espacio de control en las movilizaciones, que por definición tenían un campo limitado: Santo Domingo y Santiago en los barrios populares y San Francisco de Macorís, esencialmente. Por otro lado, los únicos que sí tenían estructuras políticas en todo el país e influencia en los medios de comunicación eran de un lado Balaguer y su PRSC y por otro lado Bosch y el PLD. Sin embargo, la ventaja política final fue de Balaguer, no de Bosch. La explicación de esa diferencia es más compleja. Adelantamos una hipótesis: Debido a la cultura política nacional, de profundo arraigo populista y clientelar, Balaguer y Bosch quedaron mejor situados que la izquierda tra- dicional en el cultivo político de los resultados de la revuelta de 1984. En las organizaciones que ellos controlaban la tradición caudillista era la que nucleaba la estructura de mandos, otorgándoles a sus líderes la última pala- bra en las decisiones. Pero, mientras Bosch no tenía un arraigo de masas que tradujera el poder de su discurso en acciones organizadas de alcance nacio- nal, Balaguer sí tenía esa capacidad y la organización, que conocía mejor que nadie el arte de la clientela, pudo capitalizar en las comunidades locales del país el miedo que pudo haber desatado la revuelta de 1984. A todo esto, se añade que, a la larga, el balaguerismo contaba con una gran experiencia de Estado y conexiones profundas con grupos de poder, de los que carecía Bosch. Finalmente, en ese marco político y cultural, Bosch tenía un discurso radicalizado que generaba reservas y temores en el ciudadano de clase me- dia, mientras Balaguer se presentaba como la garantía de la estabilidad que estaba puesta en entredicho con la revuelta misma y los problemas internos que aquejaban al PRD. De esa manera, de una estrategia defensiva extremadamente cautelosa, Balaguer fue pasando a un esquema proactivo de ataque. Se concentró en dos temas básicos: el cuestionamiento a la corrupción y los acuerdos con el FMI y la política económica de ajuste que había impulsado Jorge Blanco, cuyos frutos positivos ya se veían en la fase final de su gobierno. Pero lo que primó en esa coyuntura fueron las consecuencias negativas de los ajustes y la crisis política interna del PRD, que no daba garantías de estabilidad, así
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