Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
34 Las luchas contra los remanentes del trujillismo Dominicana y llevar a la práctica sus tesis. «El tipo de brecha esperada se les presentó a los emepedeístas a medios de 1960 a la vista de las presiones que desarrollaba Estados Unidos, el Gobierno dominicano aceptó la petición de los miembros del MPD de retornar al país. La organización encajaba con los planes de Trujillo, ya que era lo suficientemente izquierdista para quedar sindicada como comunista. De tal manera, al igual que en 1946, el tirano pro- piciaba, ahora con la asesoría de Abbes García, la maniobra de presentar el peligro comunista de actividades opositoras legales». 30 Aprovechando las «garantías» ofrecidas por Trujillo, Máximo López Molina y Andrés Ramos Peguero llegaron al país, el 2 de junio de 1960 insta- laron un local y comenzaron a realizar denuncias en contra del Gobierno por medio de un altoparlante. La ciudadanía presumió en principio que la actitud del MPD representaba un «gancho» de la dictadura. Los integrantes de la organización procedían de la clase media y en mayor medida eran obreros y desempleados, provenientes de diferentes barrios de la ciudad de Santo Domingo. Si bien la organización tenía un comité central, las decisiones de trascendencia las tomaban López Molina y Ramos Peguero. En términos es- tratégicos, el partido fue dividido en dos: los simpatizantes que residían en el local, considerados «quemados», quienes participaban activamente en las actividades públicas, como la venta del periódico Libertad; y los clandestinos, que realizaban aportes para las actividades y participaban en tareas específi- cas. Estos últimos representaban la mayoría de la membresía organizada. El partido no se limitó a la proclamación de simples consignas antitrujillistas, llegó a plantear la lucha de clases como trasfondo. El derrocamiento de la dic- tadura debía comportar un proceso revolucionario que involucrara diversos sectores sociales. Ahora bien, aun cuando Trujillo permitió la entrada del MPD, no sig- nificaba que toleraría las actividades de esa organización. Simplemente estaba buscando posicionamiento frente al Gobierno de los Estados Unidos y presentarse como un régimen democrático. El MPD organizó una marcha por las calles de la ciudad de Santo Domingo, con consignas en contra del Gobierno. De inmediato el Servicio de Inteligencia Militar (SIM) procedió a organizar una banda, denominada los «paleros», pues atacaban con palos a los manifestantes emepedeístas. La represión fue repelida por la organi- zación y provocó un efecto multiplicador en la ciudadanía, aumentando el número de integrantes «quemados» y clandestinos. Los dirigentes no se amilanaron y organizaron actividades en la ciudad de Santiago, donde tuvieron una gran acogida. Esto dio lugar a una fuerte preocupación en los organismos de seguridad, a tal punto que decidieron atacar el local del MPD
RkJQdWJsaXNoZXIy MzI0Njc3