Historia General del Pueblo Dominicano Tomo VI
22 Las luchas contra los remanentes del trujillismo Sin embargo, cuando el hijo del extinto dictador regresó a la República Dominicana su principal interés radicó en la captura de los ajusticiadores de su padre. Actuó hasta lograr la eliminación física de casi todos los participan- tes en la acción del 30 de mayo. Previamente aplicó inimaginables métodos de torturas físicas y psicológicas contra todos aquellos vinculados a la muerte de su progenitor. No obstante, siempre operó buscando resultar simpático al gobierno de los Estados Unidos. Como afirma Eduardo Latorre: «Aún la misma Era de Trujillo duró solamente mientras tuvo la tolerancia pasiva, si no el apoyo activo, de los norteamericanos, lo cual significa que los herederos no solo tenían que dominar, el poder local, sino también obtener el consentimien- to de los Estados Unidos». 1 De tal forma, el desplazamiento de las piezas del ajedrez político nacional estaba supeditado a las condicionantes establecidas por el gobierno de los Estados Unidos. No obstante, Bernard Diederich asegura: «Nadie tenía fe en Ramfis, ex- cepto las Fuerzas Armadas y algunos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos. Él no se mezclaba con la gente. Pocas personas compartían su vida. No era un individuo accesible. Desde su villa de Boca Chica surgía de cuando en cuando para ocuparse de asuntos militares». 2 Ramfis no poseía los dispo- sitivos intelectuales para cohesionar el poder y mucho menos la suficiente apoyatura social que permitiera darle continuidad a la dictadura. Además, las estructuras de poder estaban divididas y cuestionadas. José Antinoe Fiallo Billini tiene razón cuando asegura que: «la fracción cívico-militar trujillista pierde terreno en la sociedad política, porque de entrada, comienza a dividir- se y, por ende, la dinámica concentradora del poder del jefe de la dictadura se pierde, sosteniéndose crecientemente en el poder de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, estas últimas cuestionadas y con una crisis interna incubándose». 3 En su carrera democratizadora, Ramfis comunicó al gobierno de los Estados Unidos que recibiría una comisión de la OEA para que supervisara el proceso. Finalmente se produjo la visita de esa comisión, con el propósito de encontrar las evidencias que permitieran recomendar el levantamiento de las sanciones. Tras su recorrido por distintas localidades del país, solamente se encontraron la repulsa de la ciudadanía al régimen despótico. La continuidad de la dictadura con el protagonismo de sus figuras claves resultaba inviable. A Ramfis le fue posible heredar la autoridad del Jefe, que fue resquebra- jándose paulatinamente. Los cambios acelerados en el contexto internacional ordenaban realizar adecuaciones en la política interna que se correspondieran con la nueva coyuntura. El 18 de noviembre de 1961 Ramfis abandonó el país, al reconocer que estaba derrotado y no contar más con la simpatía del gobier- no de los Estados Unidos.
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